¿Por qué es necesario hablar de los malos docentes?

Un mal maestro deja marcas indelebles. Seguramente me dirán que un buen maestro también deja marcas, y francamente eso creo y espero. Pero hoy me quiero detener en las consecuencias de aquellos chicos que padecen -y a veces apenas sobreviven- a sus malos docentes.

Son tantas las situaciones de maltrato hacia los menores que se observan cotidianamente en las escuelas, que cuesta decidir por cuáles empezar a hablar. Así que en este caso voy a contar una historia personal que viví como madre y que reúne la mayor parte de las características del resto de las situaciones que quisiera describir.

Hace muchos años, uno de mis hijos -que hoy ya es adolescente- se encontraba transitado su 2º grado de escuela primaria. Su maestra, una mujer experimentada y de muchos años en el aula, era muy querida por la comunidad de padres ya que era una docente muy comprometida con la escuela pública. Al poco tiempo de empezar el año escolar, mi hijo comenzó a sentirse angustiado con la escuela: manifestaba que su maestra lo presionaba permanentemente porque “su letra era fea” y “porque escribía mal”. En sus relatos siempre incluía comentarios que la docente hacía de él por este tema en el aula frente a sus compañeros, que se reían y burlaban de la situación.

Por supuesto inmediatamente nos dirigimos a la escuela a ver con la maestra qué pasaba. A partir de allí se generaron toda una serie de insólitos requerimientos por parte de la docente y avalados por la institución, que incluyeron amenazas a dar intervención al Equipo de Orientación Escolar (como si fuera un castigo) hasta numerosas reuniones con la directora y la docente. El discurso se sostenía sobre la premisa de que tenía “problemas para escribir” (extraña interpretación de su “fea letra”) y que entonces podía tener problemas de otro tipo. Vale aclarar que mi hijo era un ávido lector desde el jardín de infantes, rapidísimo para las matemáticas, fanático de las ciencias, y que poseía un vocabulario oral de una variedad y preciosidad raramente vistas para su edad, que destacaba hasta su propia docente. Pero eso no importaba: su maestra tenía “el diagnóstico” y era nuestra obligación entregar “las pruebas” si queríamos demostrar que ella estaba equivocada.

Luego de meses de ideas y vueltas se nos ocurrió consultar a una psicopedagoga para tener su opinión. La especialista nos sentó y luego de haber conocido al chico sentenció con contundencia: “- Este chico no tiene ningún problema. La que tiene problemas es la maestra”. Si bien intuíamos que así era, recibir una mirada diferente de alguien ”externo” ayuda. Realmente sólo se trataba del “síndrome de letra despatarrada”, más que común en un niño de esa edad. Y así fue como regresamos con todo a la escuela, a sostener nuestros argumentos y llevar a la maestra la palabra también de alguien experto y ajeno al ámbito escolar.

Lejos de mejorar la situación, la docente pareció empecinarse en tratar de demostrar que ella estaba en lo cierto, y el hostigamiento y la ridiculización de nuestro hijo frente a sus pares se fue profundizando. Él venía cada vez más humillado y dolido, pero ya no sabíamos qué hacer. Le decía frente a todos que era “lento”, que no se entendía nada lo que escribía. Sí, no leyeron mal… ¡en 2º. grado! Tenía 7 años cuando esto sucedía.

Lo cierto es que luego de las vacaciones de invierno nuestro hijo comenzó progresivamente a dejar de escribir. Hacia fin del año, ya estaba tan atemorizado que no quería graficar ninguna letra por miedo a ser juzgado y humillado públicamente.

Todos se imaginarán como termina esta historia: nueva escuela y buscar apoyo para volver a construir su autoestima y autoconfianza. Tengamos en cuenta que estamos hablando de una familia que siempre creyó en lo que el chico decía y lo acompañó desde el inicio tratando de minimizar el efecto de las malas acciones docentes y empoderándolo para que no destruyeran la poca confianza que le quedaba. ¿Pero qué hubiera pasado si hubiera sido otro chico con una familia que le creía a la maestra y acompañaba sus “sentencias”? ¿Y si hubiera continuado en esa escuela marcado como “el lento”?

Nuestro hijo se pudo reinsertar en otro ámbito escolar y transitar un primer tiempo de temores, hasta que se animó a probar escribir nuevamente. Hoy es un ávido lector, brillante y creativo, con un agudo sentido del humor y del análisis. Continúa con su letra despatarrada (¿tendrá vocación de médico?). Aprende sólo inglés -que ya habla perfectamente- y ha comenzado a pensar en escribir un blog que refleje sus intereses y opiniones. Cada vez que algo recuerda a esa maestra se le revuelve el estómago. Y claro además que fueron años de reconstruir y acompañar desde muchos lugares para que pudiera reencontrarse con la escritura. ¿Es justo que un chico pase por todo esto por lo que sencillamente es una mala praxis docente?

No puedo dejar de detenerme a pensar en cada uno de los chicos que observo en las escuelas etiquetados por sus docentes como “con problemas de aprendizaje”. Cuando logro indagar un poco suelo ver la profunda desconfianza y el prejuicio de esos maestros que dan todo por perdido antes de empezar, y que aplican una misma vara a todos cuando claramente fueron formados para comprender que el aprendizaje no puede catalogarse de ese modo.

Pienso en todas las familias que sufren porque al no tener los conocimientos pedagógicos creen verdaderamente en los problemas que describen los docentes y no encuentran cómo hacer para ayudar a sus hijos. Y de esa manera se entregan totalmente a lo que les dicen, muchas veces aceptando de manera sumisa la “palabra santa” de las instituciones educativas.

Con esto no estoy diciendo que haya que descreer de la buena observación y la capacidad de todos los maestros y profesores, pero sí que al menos hay que indagar a fondo y consultar a otros. Y siempre, pero siempre, escuchar a los chicos. Un buen docente observa y encuentra a tiempo los problemas, pero no los inventa.

Por el contrario, pienso con los docentes con aguda capacidad de observación y estrategias de intervención oportunas son los que pueden ayudar a reorientar una trayectoria escolar problemática. Cuando se comprometen con el seguimiento de los chicos y trabajan articulados con las familias pueden conseguir avances increíbles sobre el aprendizaje.

Ser docente conlleva una enorme responsabilidad. A veces veo colegas que olvidan esto tan básico y se aventuran a emitir valoraciones erradas sobre las que tienen muy poco fundamento. Simplemente etiquetan a “los diferentes”, a quienes para sus parámetros están fuera de una “media ficticia” de lo que esperan de sus alumnos. Y de esta manera producen daños que para algunos resultan superables gracias a los recursos de su entorno, pero para otros no. Hay marcas que no se borran.

Como soy tutora académica de estudiantes de profesorado, escucho muchas veces esta misma historia escolar que relaté. Cambian los personajes y escenarios, pero las marcas indelebles son las mismas. Y me encuentro con adultos que no logran remontar una vida de frustración en el aprendizaje, incluso algunos de ellos que siguen la carrera docente buscando respuestas a su propio sufrimiento u otros que lo hacen intentando reparar o prevenir ante otro las barbaridades de su propia trayectoria de aprendizaje.

La conciencia de que dejamos huellas, buenas o malas, puede ayudarnos a reflexionar y actuar con más cuidado. Los chicos se merecen la oportunidad de aprender y crecer al margen de nuestras limitaciones y prejuicios. Nunca dejemos de pensar que esos chicos serán adultos que necesitarán aprender toda su vida, y nuestras acciones cuando son pequeños podrán repercutir de manera determinante sobre su futuro. Yo que trabajo con adultos, veo el poder de las marcas. Y a veces es muy frustrante ver que a esa altura de la vida cuesta tanto remontar estas huellas nefastas.

(Este texto ha sido publicado en el blog “Pensar la escuela” por Débora Kozak: https://pensarlaescuela.com/2015/12/02/un-mal-maestro-deja-marcas-indelebles/)

9 comentarios el “¿Por qué es necesario hablar de los malos docentes?

  1. Cuanta razon. Coincido totalmente con lo que dice. Creo que es perentorio poner cámaras de seguridad en las aulas para supervisar el comportamiento de los docentes, es la unica defensa que tienen los niños ante la impunidad con la que actuan.

  2. Lo triste es que a veces se tapan unos a otros. Creo que hay que empezar hablar. No se puede permitir que un profesor humille a un alumno, hablo desde la experiencia.
    Hace unos días me decide a contar los malos años que tuve que pasar en mi centro escolar. Ya que era privado ahora es concertando… ingenua de mi para que el director investigara y pusiera límites o enseñara a esos profesores que siguen dando clase. Su respuesta fue que todos cometemos errores. Alucine y ahora pienso que todos deberíamos hablar, hacer algo al respeto. Para cambiar.
    También tengo que decir que no todos son así, que hace años lleve un informe porque encima yo era disléxica y jamás me lo detectaron y el director de aquel entonces si hizo cambios, puso un logopeda en intento saber más, pero yo no estaba preparada para hablar en ese momento. No todos son malos. Pero te pueden marcar negativamente para siempre.

  3. Los malos docentes son los que hacen que el alumno considere que el aprendizaje sea un castigo. El alumno más limitado hace al mejor profesor.

  4. Fui víctima de bullyng escolar propiciado por un docente en mi enseñanza media y mi esposo también lo fue, inclusive a él lo aislaban y el docente se reía y burlaba de él y hacía que los demás también se burlaran, esto pasa a ser una especie de tortura. Tengo tres hijos y con todos he vivido problemas y al plantearlos a los establecimientos, jamás apoyan lo que los menores refieren, no se ocupan de sus problemáticas, estigmatizan, discriminan y abusan, son verdaderos monstruos para mi gusto. Trabajo con internos de la cárcel y ellos pasaron por los mismos malos tratos, me pregunto si esos personajes deberían no sólo tomar conciencia sobre su actuar, sino ser verdaderamente sancionados para evitar que continúen dañando niños inocentes. Lo que hacen no tiene perdón ni justificación…ellos dañan niños y son perfectamente conscientes, mi hijo de apenas 7 años fue empujado por una profesora de un colegio particular, fue tildado de tonto, mi hijo de 4 años cree que es mal bailarín, que su mamá no fue a verlo porque baila mal y la verdad no pude ir por motivos laborales y a mi esposo no lo dejaron pasar, por no ser mujer (día de la madre) y si un niño tiene dos papas o dos mamas?…los profesores son ignorantes, retrógrados, incapaces….ellos con estas conductas dejan entrever la poca preparación con que cuentan. Así no dan ganas de enviar a los hijos a ningún lugar…

  5. Si los docentes mayores hartos de hacer su trabajo y buscan como entretenerse perjudicando a un alumno inocente. Deberían renunciar a su trabajo, y dar paso a personas jóvenes que están dispuestas hacer un trabajo digno y bueno para los demás.

  6. totalmente de acuerdo con los comentarios, a mi hijo de nivel superior, un profesor de ESIA ZACATENCO de nombre Jose luis que da la materia de programacion, lo denigro, a tal grado de que mi hijo ya no quiere estudiar, llame al profesor y muy despotamente me dijo que no tiene tiempo para tonterias, entonces como son intocables no les pueden decir nada, todo queda impune gracias a estos malos docentes.

  7. Yo estuve un colegio en Madrid en los años 50 del pasado siglo, que fue realmente cruel, no solo por recordar a varios alumnos que como no tenian padre, no podian realizar alguna actividad determinada.
    Alguna vez el castigo consistía en pegar bofetadas, o dar con la regla en la mano.
    Otro castigo era dejarte sin comer, no dejándote ir a casa a medio día.
    Yo cumplía años el dia 20 de noviembre y me decía que recordara a José Antonio, que le habian matado ese día (parece que queria estropearme el día del cumpleaños!).

  8. En los temas más graves, es más frecuente pecar en algún extremo vicioso (o el encubrimiento o la caza de brujas), que en el justo medio.
    Expondré la situción vivida en la enseñanza francesa en los años 1996/97, en concreto, la ola de denuncias de ex-alumnos a antiguos profesores de la enseñanza en Francia en 1997, que acabó con la política de «encubrimiento», la cual «camouflait soigneusement les affaires de pédofilie» (casos como el de Jacky Kaisersmertz https://www.emol.com/noticias/internacional/2001/06/23/58362/condenan-a-18-anos-a-maestro-por-violacion-a-menor-de-10-anos.html), pero también se fue el péndulo al otro extremo _»la caza de brujas»_, otorgando crédito legal a acusaciones sin pruebas _el 73% nada menos, consecuencia lógica del pensamiento de los responsables políticos que lo promovieron_, los ministros [socialistas Claude Allègre y Ségolène Royal (autora de la circulaire Royal)] estimaban que, si un niño es protegido al precio de nueve enseñantes acusados por error, el objetivo estaba cumplido http://la-cause-des-hommes.com/spip.php?article183. Antes, en 1996, el Primer ministro conservador Alain Juppé había declarado: A veces hay que poner entre paréntesis « les droits de l’homme » para proteger los del niño, (las comillas «» son mías, porque aquí hay un juego de palabras perverso, cuyo sentido completo es “derechos humanos del adulto”, frente a su traducción normal, « les droits de l’homme » = “derechos humanos”) https://fr.wikipedia.org/wiki/Accusation_infond%C3%A9e_d%27abus_sexuel_sur_mineur_en_France

  9. Hola, mi hijo con un problema de aprendizaje, memoria a corto plazo, problemas de letroescritura, es un niño que tiene la madurez de un niño de un año menos del curso al que va y por eso tarda mucho más que un niño de su edad en hacer los deberes y recomendaron no mandarle tantos ya que estábamos desde las 15:00 hasta las 21:00 horas todos los días haciendo deberes. Yo le explico a la nueva tutora que le toca a mí hijo, que el anterior profesor le hacía exámenes diferentes al resto de alumnos con preguntas cortas y separadas para que centre su atención ya que le hicieron un informe en tercero donde pone que hay que cambiar la metodología de la clase para que el aprenda. El tiene apoyo en lengua y matemáticas y ella me dice en el informe no figura nada y que le va a dar más tiempo para hacer los exámenes y ya esta. Esto a principio de curso, sigo quejándome a dirección, orientación, a las ceas que son las que tienen que mirar por los menores pero nada. Ponen apoyo en el aula por medio de la orientadora a la que le explico mi problema con esta mujer y otra que dice lo contrario que ponía en el informe. Mucho trabajar en casa y mientras mi hijo sin vida social solo haciendo deberes y clases particulares pero no importa que no pueda estudiar con tantos deberes. La siguiente reunión me echan en cara que le han puesto apoyo, que no es sólo para mí hijo sino que en la clase hay otro 8 o 9 niños con problemas y del cual tendrá 10 minutos lo máximo, como si fueran ellas las que lo hacen todo. Yo la digo que en el informe dice que tienen que cambiar la metodología para que el entienda la lección y me hace caso omiso, la orientadora lo expone a las profesoras pero ni caso. Solo va haciendo parte de lo que dice la orientadora. Muchos deberes el día antes de un examen vaya una super docente. Todas las profesoras deciden que necesita mucha ayuda fuera del cole, pero como que fuera del cole? Y ellas mientas miran al techo y cobran no? y de malas formas me preguntan que que hago yo en casa. Pero no son ellos los profesores? No tienen que salir los niños con la lección aprendida de allí??
    Mi hijo siempre ha tenido profesores que a mí entender tienen más empatía que ellas. Yo no digo que fuera un niño de sobresalientes pero tenía algún notable y aprobados. Este año le cambian de profesores a profesoras incompetentes y sin ningún conocimiento ni intención de tirar de los niños con problemas de aprendizaje pero siempre el problema es el alumno menor de edad y sin saber defenderse de todos sus ataques. Mil veces me he quejado a la directora, tutora, orientadora y hasta las ceas pero ellos se tapan entre sí. Conclusión repite curso por su incompetencia y falta de saber enseñar pero es más fácil echar las culpas a los padres que llevan a sus hijos a colegios con este tipo de personas que no quieren trabajar ni tienen vocación ninguna.
    Mi niño no tiene motivación ninguna y la autoestima la tiene por el suelo, quiere que le cambie de colegio ya que sus amigos pasan de curso y el no, eso es lo conseguido este curso gracias a profesoras sin vocación ninguna más que la de las vacaciones de verano.
    buen sueldo y plaza fija y no tener que hacer nada más, les quitaba la plaza a todos y que se lo curren como el resto de trabajadores sin estabilidad laboral ni económica. Ya verían como cambian las cosas.

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